miércoles, 11 de septiembre de 2019

LESBIANISMO Y PATRIARCADO EN ECUADOR



Desde una posición eminentemente humanista y con enfoque de derechos humanos, el lesbianismo debe ser entendido como el reconocimiento propio de la identidad sexual de las mujeres que establecemos relaciones afectivas o sexuales con otras mujeres.
Al respecto, es preciso reconocer que, tanto la normativa jurídica como las estructuras sociales que forman el imaginario colectivo, impiden la real consecución de derechos de las mujeres no heterosexuales, no únicamente lesbianas sino bisexuales y transgénero también.

Mucho se habla y se determina que Ecuador es un país de vanguardia que cuenta con una Constitución absolutamente garantista y cuyo texto ha determinado avances en relación con los derechos de las personas no heterosexuales , sin embargo, aún los distintos niveles de lgbtifobias se mantienen y , de alguna manera, se han exacerbado, llegando a institucionalizarlos, por varios discursos excluyentes que, desde el poder se han emitido en los últimos días, como reacción , sobre todo, a las propuestas  de grupos de ciudadanas/os LGTBI que están requiriendo la coherencia debida entre el sistema de normas legales y la realidad misma de las condiciones de vida de quienes no somos heterosexuales.

Una vez más, la biopolítica o el control de los cuerpos, es un elemento que  se está poniendo en el centro del debate público. La maternidad o paternidad no heterosexual es un tema que preocupa ostensiblemente al poder político y religioso de Ecuador. La identidad de género, el matrimonio igualitario y la composición familiar “postmoderna”, son aspectos que incomodan a los más arcaicos representantes del patriarcado.

La interpretación de las distintas demandas de los grupos LGBTI responde  a concepciones atávicas que impiden el desarrollo de la libre determinación y personalidad de los seres humanos. No podemos, aún, nombrar laico a un Estado que asume preceptos y doctrinas religiosas como elementos para tomar decisiones que normen las vidas de ciudadanas y ciudadanos. Esta contradicción primordial, en nuestro  país, ha fomentado un texto constitucional contradictorio y excluyente.

Hoy por hoy, se encuentra el debate la posibilidad de reformas legales que determinen una condición de libertad y “buen vivir” para quienes formamos parte de la diversidad sexo – genérica. Sin embargo, independientemente de lo establecido por regulaciones internacionales de derechos humanos y por el principio fundamental de no discriminación que consta en la Constitución misa, aún se torna un camino cuesta arriba el cabal cumplimiento de derechos para la ciudadanía LGBTBI.

No basta con nombrarse incluyente; un Estado democrático no llega a serlo por identificarse como tal, las acciones, las omisiones, los principios que regulan las estructuras mismas de las sociedades son los elementos  que construyen  o desconstruyen arcaicas concepciones que impiden a unas/os acceder a la igualdad de derechos  y permiten a otras/os ampliar y fortalecer un sistema que normaliza las distintas clases de exclusión y violencias.

Sandra Álvarez Monsalve.
Directora Ejecutiva de OEML
Organización Ecuatoriana de Mujeres Lesbianas.

FUENTE: Revista Equidad - Año 2013 , Pag,21

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