Desde el 12 de junio de 2019, cuando se dio el fallo de la Corte Constitucional que conllevó al reconocimiento del matrimonio igualitario en Ecuador, han accedido a casarse ante un juez un total de 267 parejas del mismo sexo.
Las ceremonias se han realizado en 16 de las 24 provincias del país. La mayoría en Pichincha (105), Guayas (95), Manabí (16) y Santo Domingo de los Tsáchilas (10).
En Azuay, El Oro, Los Ríos, Loja, Galápagos, Cotopaxi, Esmeraldas y Santa Elena se ha realizado más de un matrimonio. Y uno solo en cada una de las provincias de Cañar, Chimborazo, Imbabura y Morona Santiago.
Hay ocho provincias en las que aún no se registran matrimonios entre personas del mismo sexo. Estas son Bolívar, Carchi y Tungurahua, en la Sierra, y en la mayor parte de las provincias amazónicas: Napo, Orellana, Pastaza, Sucumbíos y Zamora Chinchipe.
La pandemia del COVID-19 influyó en que más parejas del mismo sexo accedan al matrimonio, lo que es factible desde el 8 de julio de 2019 cuando la sentencia de la Corte Constitucional se publicó en el registro oficial.
Un efecto positivo y progresivo es que al menos se ha logrado que la sociedad se sensibilice y que vea que los derechos y la lucha contra la discriminación son importantes. “Los grupos conservadores temían que la sociedad humanice a la población LGBTI ya que ellos han estado acostumbrados a deshumanizarlos”.
Entre las personas LGBTI hay quienes creen en la institución del matrimonio y hay otras que no, tal como sucede con los heterosexuales. De ahí que no se ha dado lo que los grupos conservadores pregonaron en su momento respecto a que se daría una homosexualización de la sociedad y que se destruiría a la familia, afirma Pamela Troya, activista de derechos humanos y vocera del matrimonio igualitario en Ecuador.
“No hemos tenido una consecuencia negativa con el matrimonio igualitario. Nada de lo que anticiparon los grupos conservadores, la familia ni el matrimonio se ha destruido, no hemos ni homosexualizado ni transexualizado a los hijos e hijas que era lo que decían de forma perversa y maliciosa”, afirma Troya.
“Había abogados que decían que pondrían acciones internacionales y no lo han hecho porque saben cuál sería la respuesta. Gracias a la opinión consultiva 2417 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos es que se tuvo el argumento final para que los jueces y juezas de la Corte Constitucional aprobaran en dos sentencias, ambas emitidas el 12 de junio de 2019, el matrimonio igualitario”, añade la activista.
El reconocimiento del matrimonio igualitario fue importante para desmontar una institución jurídica que segregaba a las parejas del mismo sexo y les impedía acceder bajo su protección. “Esto no podía suceder en el Ecuador bajo las normas internacionales, sobre todo, del sistema interamericano”.
Los logros como la despenalización de la homosexualidad (en 1997), el reconocimiento de la familia homoparental (desde junio del 2018) y del matrimonio igualitario se alcanzaron por la vía judicial. Solo la inscripción y legalización de las uniones de hecho se dio a partir de la Constitución del 2008.
“En la mayoría de las sentencias se le pide a la Asamblea que hagan reformas transversales que evidencien las necesidades de la población LGBTI en el marco jurídico como la Ley Orgánica de Gestión de la Identidad y Registro Civil, los Códigos de la Niñez, Penal y de la Salud”.
Xavier Ramos
xramos@eluniverso.com
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