SOLA FRANCO, UN SIMBOLISTA EMPEDERNIDO
Hijo de familia catalana radicada en Guayaquil, Eduardo Solá Franco (1915 - 1996),
al igual que Víctor Mideros, fue un fiel y obstinado seguidor del movimiento simbolista al que literalmente usó para articular un trabajo en torno a su vida interior: sus memorias, sus deseos, sus miedos, sus anhelos. Bajo la tutoría del simbolista catalán Ramón López Morello, aprendió a manejar la metáfora con maestría. Su obra pictórica, literaria y cinematográfica constituyo una autobiografía elaborada a través de la sugestión y el símbolo, un enmascaramiento permanente de su homosexualidad, en unos años de señalada homofobia. El hermanamiento con el Simbolismo también marcaría su rica y variada temática "exterior": episodios religiosos, mitológicos, literarios e históricos, particularmente aquellos de trasfondo siniestro - como señala Rodolfo Kronfle - de los cuales extrae el poder aleccionador de las grandes tragedias como el mito de Edipo, el sangriento final de la monarquía en Francia, el hundimiento del Titanic, o el destino del Dorian grey de su admirado Oscar Wilde.
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