lunes, 14 de marzo de 2022

ACTIVISMO TRANS EN ECUADOR... ACTIVISMO QUE DA LA CARA




Al hablar de los derechos para la Comunidad GLBTI en el Ecuador, podemos decir que existe un antes y un después desde noviembre de 1997

En ese año, los movimientos activistas de la diversidad sexual lograron ante el Tribunal Constitucional (TC), hoy Corte Constitucional (CC), la despenalización de la homosexualidad. Este hito se consiguió trans una conocida y renombrada lucha por la libertad y dignidad, que finalmente terminó con el vergonzoso artículo 516 del Código Penal, que ponía a un nivel delincuencial a la homosexualidad. Este articulo, absolutamente atentatorio contra los derechos de un ser humano, pisoteaba la libertad y servía de parapeto para que algunos elementos e los entes gubernamentales de represión, descargaran sus malsanos odios contra una población altamente vulnerable en el tema de derechos humanos. Esta situación había causado agresiones, no solo físicas, sino también psicológicas. Muchos y muchas integrantes de la comunidad habían muerto en ese tortuoso camino de la infamia, aparado por el libertinaje legal de aquel artículo.

Precisamente, uno de los sectores que dio la cara en aquel entonces fue el de las ujers trans; travestis, trangéneros y transexuales. Este colectivo era y es uno de los más vulnerados y vulnerables en nuestra sociedad ecuatoriana. Organizadamente, bajo el nombre de “Asociación Coccinelle”, que posteriormente se denominó FEMIS, dieron batalla legal, unidas a otros movimientos, como “Triangulo Andino”, “Fedaeps” y “Soga”, entre los más destacados.

Las mujeres trans fueron las encargadas de recolectar las casi 1.800 firmas ciudadanas que servían para impugnar el articulo 516 y lo lograron. Esta acción marcó un precedente social en cuanto a la represión y discriminación, que poco a poco iría tomando su efecto social. Diríamos que paso a paso se vería atenuado el efecto estigmatizante sobre las poblaciones GLBTI, sin embargo la discriminación continúa, y con cierto “valor agregado” para las más visibles, las mujeres trans.

La idiosincrasia ecuatoriana y la institución de la cultura machista y represora, son factores preponderantes que hacen de la discriminación algo “normal” y cotidiano hacia las mujeres trans. Ciertamente, la Constitución de la República del Ecuador, aprobada por la Asamblea Nacional en el 2008, refuerza las demandas sociales realizadas  por la comunidad GLBT y que aún tienen  que cumplirse en este país.

En este contexto, las mujeres activistas trans ecuatorianas, desde hace un poco más de un lustro, hemos venido proporcionándonos en el activismo y demandándolo  nuestro propio espacio de representación. Es así que en el marco de la Constitución Política y amparadas en el artículo 84 de la Ley de Registro Civil y Cedulación, hoy en día las mujeres trans podemos cambiar nuestros nombres legalmente, de masculino a femenino Además, es factible el hecho de salir en la fotografía del documento de identificación con nuestra apariencia femenina, sin reserva de ningún tipo.

Es primordial mencionar que esta conquista social fue factible gracias al trabajo mancomunado entre el activismo trans y varias instancias democráticas como la Defensoría del Pueblo.

Para culminar, hay que contar el caso de la compañera Estrella Estéves quién a través de procesos legales pudo conseguir, luego de una lucha de casi dos años, el reconocimiento legal de su sexo femenino, inscrito en la cédula de ciudadanía.

Este es un logro muy importante, que a la vez sentó un precedente sobre la necesidad de impulsar una ley de identidad de Género, que permita garantizar a cualquier mujer tans su derecho de ser reconocida como mujer y que el Estado ecuatoriano garantice de manera efectiva aspectos referentes a su transición del sexo masculino al femenino.

Es fundamental entender que estos logros no deben enfocarse con un aspecto meramente estético, sino como una necesidad psicológica, que implica la realización como seres humanos de los integrantes de este colectivo.

La comunidad trans aspira a que lo descrito en las leyes del estado ecuatoriano se plasme en la práctica, buscando constantemente la verdadera inclusión y el respeto a lo diverso.


Por Rachel Erazo.
Presidenta de la Asociación ALFIL.
Tomado de la Revista Mas
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