lunes, 14 de marzo de 2022

VIVENCIAS DE PERSONAS TRANSGÉNERO EN ECUADOR

                                             


VIVENCIAS TRANSGÉNERO EN ECUADOR
"No estamos solas"



PERSONAS TRANS E INTERSEX EN CUENCA 



AUMENTO DE ASESINATOS DE PERSONAS TRANS EN CUENCA 



TRANSGÉNEROS EN ECUADOR



REALIDAD DE LAS PERSONAS TRANS EN ECUADOR



CÉDULA DE IDENTIDAD PARA PERSONAS TRANS 



ACTIVISMO TRANS Y LA DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS



IDENTIDAD DE GÉNERO PARA PERSONAS TRANS



ENTREVISTA A RASHEL ERAZO 



COMUNIDADES TRANS EN ECUADOR - PARTE I



COMUNIDADES TRANS EN ECUADOR - PARTE II


PERSONAS TRANS PIDEN MÁS ACCESO AL SERVICIO DE SALUD EN ECUADOR

                                   



Persecución, maltrato, detención, tortura. En los años ochenta, los gays, lesbianas, bisexuales y transgéneros (GLBT) lidiaron su batalla contrala segregación. Pelearon por su reconocimiento.
Desde entonces han tenido varios logros: la homosexualidad fue despenalizada en 1997 y la
Constitución de 1998 amparó la no discriminación por orientación sexual, principio que se reafirmó en el 2008.

Pero para Paola esos derechos aún están solo en papel. Ella es morena, de cabellera lacia, negrísima, ojos saltones enmarcados bajo cejas perfectamente tatuadas, algo corpulenta. Tiene 25 años y es trans femenina. Por experiencia propia, dice, siente que su derecho de acceso a la salud no está del
todo garantizado.

Un estudio de la iniciativa Amfar (2012), que agrupó a 759 trans femeninas de la Costa, reflejó que un 55% denunció la inaccesibilidad a los centros de salud. Y más del 90% afirmó recibir un trato diferente por su condición de trans.

FUENTE: PERIÓDICO UNIVERSITARIO “UNIDOS”
Información sin exclusión
Responsables: Soledad Dueñas, Jessica Piarpuezan, Karla Palacios

LAS PERSONAS TRASN SON LAS MÁS VISIBLES EN LA SOCIEDAD

sonas

Hace dos décadas no había un activismo sobre el tema de la diversidad sexual. Para la sociedad era malo ser transexual, te señalaban con el dedo y cuando caminabas por la calle debías soportar insultos. Era un asunto de homofobia y de desconocimiento.

La discriminación empezaba por la propia Policía, que cuando hacía redadas en las calles ponía en la misma celda a delincuentes y travestís. Allí eran violados y chantajeados por los propios uniformados.

Andes de 1993, cuando se despenalizó la homosexualidad, se nos maltrataba muy fuerte. En  los colegios, los muchachos eran botados por el simple hecho de expresar su homosexualidad abiertamente.


Hoy persiste la transfobia, el odio a los transgéneros, pero disminuye cada día.
Ha sido una muralla dura de derribar. Aquí en El Oro, hace cuatro años empezamos un proceso de visibilización. Con el apoyo de organizaciones no gubenarmentales iniciamos un proyecto de prevención del VIH / sida.

Se nos dio por primera vez un espacio a la diversidad sexual.  Por entonces, se formó la primera comunidad GLBT ( Gays , lesbianas, bisexuales, travestis y transgénero) de El Oro. Antes no teníamos una ventana para visibilizarnos. Luego de la comunidad GLBT, nos separamos en la Red Trans de El Oro. Fue interesante porque ya había dos grupos luchando por los mismos derechos.
Como Red Trans Agrupamos a personas transgénero, transexuales y travestis. Somos alrededor de 300 en la provincia.

Quienes integramos la Red nos consideramos una minoría sexual. Y debo decir que quienes tenemos más visibilidad somos quienes más presionamos por nuestros derechos.

A través  de la red Trans nos hemos capacitado en economía solidaria, en emprendimientos, con cursos y coloquios.

Ha sido necesario, porque nosotras trabajamos por nuestra cuenta y cuando queremos acceder a las instituciones financieras privadas para un préstamo, nos cierran las puertas. Tenemos 30 casos de compañeras que han denunciado, desde octubre, que la banca no les da facilidades. Me dicen que cuando van a un banco, les ven de pies a cabeza y les ponen trabas.

Debido a eso, con el apoyo del Movimiento de  Mujeres de El Oro conformamos nuestra propia caja comunitaria de ahorro. Somos, posiblemente, la primera en el país formada por transgéneros. Pese a ello no hemos querido ser excluyentes. Estamos abiertas a la participación de heterosexuales como socios.

La visibilización es más amplia ahora; la cobertura mediática ha ayudado, como por ejemplo con la cobertura de casos en los cuales se han cometido abusos. No es toda la prensa, hay que aclarar, porque todavía hay medios que manejan un discurso homofóbico.

Nuestra situación ha cambiado mucho desde los años noventa. Los primeros pasos los dio la anterior Constitución que ya proclamaba en el Art. 23 que las personas somos todas iguales en nuestros derechos.

La Constitución de Montecristi es más específica y abarcante,  reconoce la igualdad de derechos sin importar la orientación sexual.


El caso de Estrella Estéves es un ejemplo de los pasos que estamos dando. Ella pertenece a la Red Trans ecuatoriana y logró que se la considere legalmente mujer a través de su cédula. Es un caso visible, aunque hay muchos anteriores.

CAMBIO DE GENERO

En Octubre del 2009, Dayris Estrella Estévez Carrera acudió al Registro Civil de Turubamba (sur) para solicitar el cambio de género en su cédula de ciudadanía, lo cual fue aceptado con base en el derecho constitucional  del respeto a la identidad de género. Un año antes, el Registro le había cambiado su nombre )antes Rolan) por el de Estrella. Sin embargo, en el documento seguía constando como género masculino . este fue el primer caso de este tipo que se produjo en el país y dejó una puerta abierta para que otras personas en la misma situación. 

Redacción Machala – El Comercio.
Lastimosamente no tengo la fecha de publicación ya que es un recorte facilitado por Daniel Moreno

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Redacción Machala – El Comercio.
Lastimosamente no tengo la fecha de publicación ya que es un recorte facilitado por Da

12 RAZONES PARA LA DESPATOLOGIZACIÓN DE LA TRANSEXUALIDAD

 


1.-) Los catálogos de psiquiatría utilizados para el “diagnóstico de la transexualidad” re-editan todo estereotipo posible sobre lo que es ser hombre o ser mujer.

2.-) La patologización de la transexualidad, re-edita la histórica tutela psiquiátrica sobre las mujeres: locas, histéricas, trastornadas, incapaces.

3.-) La identidad no se puede diagnosticar.

4.-) Frente a la “disforia de género”, reivindicamos la euforia de vivir el género propio.

5.-) Los hombres trans decimos: saquen su binario de nuestros ovarios.

6.-) Las Mujeres trans decimos: mis gónadas son una muestra que no soy un reflejo de la Cis-Normativa.

7.-) No más tutela Patriarcal, ni psiquiátrica, ni jurídica sobre nuestras decisiones identitarias.

8.-) Ni el estado ni la psiquiatría, en mi cuerpo mando YO!

9.-) Antes omisión y ahora psiquiatrización: dos caras de la misma opresión.

10.-) Si la disforia de género es un trastorno, ¿por qué su tratamiento consiste en afirmarlo?

11.-) Stop. La psiquiatría borra lo trans cuando nos diagnostica como anhelos fallidos de hombre o mujer.

12.-) Stop. La psiquiatría borra lo trans cuando tutela nuestro devenir en mujeres y hombres “normales”.


MANIFIESTO DE LAS PERSONAS TRANS EN ECUADOR

 


En el Ecuador cada vez más personas y colectivos nos nombramos transgéneros, travestis, transexuales, intersex, bigéneros, andrógin@s, trans en el cuerpo, trans en el género y, sobretodo, “trans en la cabeza”[1] .

Desde antes de que usáramos estas palabras, y en lugares periféricos como la costa rural, o la calle, también nos habíamos nombrado, y nos seguimos nombrando, machonas, pirobos, hombradas, karishinas, machis, y con tantos otros términos que – aunque desconocidos por la cultura oficial – hablan de nuestros cuerpos-géneros.

Quizá en las sociedades del norte en las que ha nacido la campaña Stop Trans Pathologization 2012, la transfobia asume expresiones más institucionalizadas que en nuestro lado del mundo. Pero, institucionalizada o no, explícita o sutil, por acción o por omisión del Estado, la descalificación y la violencia sobre los cuerpos distintos es un común denominador que denunciamos en cuantas ciudades y países participamos de este Octubre Trans.

Con estos antecedentes, reunid@s en Atuntaqui, provincia de Imbabura, en la sierra norte del Ecuador, personas y colectivos trans y transfeministas de Azuay, El Oro, Imbabura, Los Ríos, Manabí, Pichincha y Santo Domingo de los Tsáchilas,

AFIRMAMOS:

Que la descalificación de todo y tod@s l@s que ocupam@s “los lugares femeninos” de la sociedad nos incluye a las mujeres, a l@s femenin@s, a l@s feminizad@s, a "los" que osan emascularse, a "las" que osan masculinizarse, a los “mandarinas”, a otros "hombres no tan hombres", a las mujeres-machas, a los hombres-hembros, a las personas con cuerpos intermedios, o con géneros intermedios, o con actitudes intermedias; y, en definitiva, a las personas de cualquier condición sexo-genérica que con nuestros tránsitos, ambigüedades y transgresiones más o menos conscientes, cuestionamos lo estático, lo unívoco y lo jerárquico del orden patriarcal.

Que la patologización es uno de los modos históricos de descalificación de las existencias femeninas y trans, y de afirmación – y recuperación – del orden patriarcal.

Que la patologización se articula en espacios informales y formales y, por lo tanto, se expresa en prácticas en ocasiones ilegales y en ocasiones revestidas de legalidad y legitimidad científica. Arraigada en instituciones pero también, y tal vez más peligrosamente, “en el sentido común”[2]; la patologización termina reforzando o justificando otras prácticas transfóbicas, como la violencia y la exclusión. Por eso,


DENUNCIAMOS:

Que en las calles de Quito en que nos manifestamos este 17 de Octubre; en la Michelena, en la Mariscal, en la Plaza del Teatro o en “La Y”, la transfobia se expresa en insultos, botellazos, balines de goma, huevos y crímenes de odio que buscan “borrar lo trans”, aniquilando a comunidades culturales visibles, como lo son las familias de trabajadoras sexuales callejeras.

Que la privación histórica en el acceso a la vivienda, al empleo, a la educación y a la salud nos ha confinado a una supervivencia en guetos socio-culturales y económicos y que esta existencia paralela o “coexistencia de espaldas”[3] también borra lo trans.

Que la discriminación en el acceso al espacio público es una de las prácticas más violentas sobre los cuerpos y estéticas distintas en la ciudad, y que las batidas policiales que limpian las calles de específicos colectivos que las ocupamos “sin objeto plausible alguno” [4] hacen parte de esa práctica.

Que, en Ecuador, las personas que nacemos en biologías femeninas, sufrimos de cargas laborales más pesadas, una peor calidad de vida, peor nutrición en relación con los hombres biológicos, y un control más cerrado por parte de nuestras familias sobre nuestras vidas y decisiones sexuales. En la privación del ocio y, por tanto, del “lugar en el que se reinventan las cosas”[5] , los transgéneros masculinos, al igual que las mujeres, nos vemos privad@s de la posibilidad de reinventar nuestro propio cuerpo.

Que en Manabí –provincia con cierta prevalencia de nacimientos intersex – a l@s “indefinid@s” se nos obliga a vivir como varones. Mientras, en otros lugares, el criterio quirúrgico se inclina hacia la feminización como una opción más fácil de “normalización” de “genitales ambiguos”, aquí se prefiere la “equivocación” hacia el lado masculino. Y, aunque escapar del bisturí constituye tal vez una “ventaja de la desventaja” propia de nuestra realidad, todavía estamos lejos, en todas partes, de escapar de la tiranía de tener que sobrevivir en un orden binario de cuerpos-géneros en el que de partida no encajamos.

Que en provincias como Guayas y Pichincha, existen clínicas privadas de rehabilitación que ofrecen tratamientos psicológicos para “curar” la homosexualidad femenina y la transexualidad [6]; y que la existencia de estas clínicas evidencia esa patologización grosera y abiertamente ilegal que, no obstante, encuentra la complicidad de familias enteras y la negligencia del Estado ecuatoriano; cuando, cinco años de denuncias, no han sido suficientes para clausurar definitivamente estos establecimientos, o evitar que reabran con facilidad.

Que, en nuestra cultura blanco-mestiza predominante, heredera de un Derecho occidental, la enfermedad mental ha ido de la mano de una de las instituciones jurídicas más determinantes de la vida civil – la “capacidad” – que designa la facultad de l@s sujetos de representar sus “propios y personales derechos” o, alternativamente, requerir el tutelaje de tercer@s o el del Estado mismo; y que, en el saco de l@s “incapaces” hemos estado, históricamente, las personas que ocupamos los lugares femeninos de la sociedad.

Que, a treinta años de que en el Ecuador la mujer casada haya dejado de necesitar la ratificación marital de sus actos civiles [7] y el permiso marital para ejercer su libertad de tránsito, la tutela patriarcal sobre los cuerpos femeninos y trans permanece, en cambio, básicamente incuestionada.

Que la tutela patriarcal se expresa, en el peor de los casos, en un sistema penal que castiga los actos de disposición sobre el propio cuerpo; y, en el mejor de los casos, en un sistema de salud negligente que condena a las personas a intervenirse corporalmente sin asistencia alguna y por propia cuenta y riesgo, desestimando las prácticas identitarias como actos caprichosos de estética. De ahí el fenómeno común de la auto-cirugía, la auto-hormonización, y la utilización de sucedáneos peligrosos del silicón quirúrgico, como la inyección directa de aceite de avión y otras sustancias, que cobran cientos de vidas trans cotidianamente.

Que, en sociedades del norte que, a diferencia de la nuestra, han aprobado legislaciones y servicios de salud específicos “en beneficio” de la población trans, la tutela patriarcal también permanece incuestionada, sólo que se expresa, más sofisticadamente, en el diagnóstico psiquiátrico de “disforia de identidad de género” que re-edita aquella antigua conexión entre enfermedad mental e incapacidad que históricamente ha pesado sobre las mujeres y otr@s femenin@s.

Que el aparataje psiquiátrico y médico que en esas sociedades se pone al servicio de una reasignación binaria de sexos-géneros también borra lo trans, pues condena a las personas trans a existir únicamente en dos planos, a saber: como anhelos fallidos de “mujer” u “hombre” en tanto disfóric@s diagnosticad@s, o, como “hombres” o “mujeres” post-transexuales en tanto disfóric@s tratad@s.

Que la reasignación binaria de sexos-géneros, además de transfóbica, es una práctica racista y colonial, que corrige, reasigna y construye a est@s hombres y mujeres post-transexuales con base en canones eurocéntricos de masculinidad y feminidad.

A pesar de todo esto, desde la resistencia corporal, la conciencia transfeminista, y la intención política de “subvertir desde dentro”,


CELEBRAMOS:

Que sumarnos a esta Campaña Internacional de Pare a la Patologización de la Transexualidad nos involucra a tod@s en un diálogo intercultural que matiza nuestras respectivas comprensiones de la causa trans en el mundo, porque nos permite desenmascarar formas de transfobia con las que acaso convivimos sin darnos cuenta; y prevenir que otras podrían introducirse en nuestro entorno, o hasta “importarse” deliberadamente.

Que la diversidad trans existe a pesar de los intentos institucionales por borrarla y a pesar de las marginaciones históricas de nuestra experiencia; y que es una diversidad que se desborda en una multiplicidad de expresiones culturales, instituciones propias, lenguajes propios e identidades colectivas que no dependen del canon civilizatorio oficial, ni del sistema jurídico formal, ni de las instituciones oficiales para existir. Por eso tenemos nombres culturales, y apellidos culturales, y familias culturales y géneros reales, más allá de los nombres, apellidos, parentescos y sexos legales. Y por eso, ni la androginia de la costa, ni el travestismo de la sierra, ni el fenómeno extendido de la maternidad transmasculina en Ecuador pasan por el bisturí, por la tecnología, por el dictamen estético o por el diagnóstico psiquiátrico de la cultura dominante.

Que, gracias a la alianza transfeminista que sostuvo una “presencia incómoda” [8] en la Asamblea Nacional Constituyente de Montecristi-2008, tenemos una Constitución que enuncia expresamente la no discriminación por identidad de género, la libertad estética, el derecho a la identidad, el reconocimiento a la diversidad familiar y cultural, y una acción de protección que se inscribe en la tendencia de un neo-constitucionalismo latinoamericano de avanzada.

Que, bajo ese marco constitucional, en la afortunada ausencia de una legislación patologizante, y gracias al activismo judicial alternativo, en el Ecuador son posibles, en la cédula de identidad, combinaciones discordantes entre imagen y nombre, y entre nombre y sexo, y, desde el 2007, son posibles los cambios de nombre, y han sido posibles, incluso, los cambios judiciales de sexo, sin prerrequisito de tutela psiquiátrica ni tratamiento alguno de normalización corporal.

Con este balance de adversidades y oportunidades, y en solidaridad con realidades similares y distintas del resto del mundo,


EXIGIMOS:

La retirada de la “disforia de identidad de género”, o “trastorno de identidad de género” de los catálogos de la Asociación Americana de Psiquiatría y de la Organización Mundial de la Salud.

La supresión del sexo legal de los documentos que atañen a la vida civil.

La correcta ubicación jurídica del sexo biológico, la identidad de género y las variantes corporales como factores no susceptibles de discriminación.

El derecho a la imagen y al nombre libremente escogidos y sin condicionamientos.

El respeto a las formas de identificación alternativa de diversos colectivos culturales y su convalidación legal, en caso de ser necesaria.

La supresión de la tutela psiquiátrica sobre los actos de disposición sobre el propio cuerpo y como pre-requisito de ciudadanía.

El derecho a la intervención corporal libre de riesgos y la correcta ubicación de la intervención médica, como garante del derecho a la vida y a la salud, previo consentimiento informado.

El cese a las prácticas de mutilación genital e intervención corporal no consentida en personas intersex.

La concepción de un sistema de salud, entendido, como lo recoge la actual Constitución ecuatoriana, como parte del alli kawsay o “buen vivir”, y de cuyos servicios no tienen derecho a beneficiarse sólo las personas enfermas, sino también las personas sanas con necesidades específicas.

La implementación de políticas anti-discriminación y políticas de interculturalidad que propicien la convivencia cotidiana, entre quienes hemos “coexistido de espaldas”.

¡PARE! La transexualidad no es enfermedad

¡PARE! La identidad no se diagnostica

¡PARE! No a la obligación de escoger entre identidad y salud o entre identidad y cualquier derecho

¡PARE! No a las prácticas de normalización intersex

¡PARE! No a las prácticas que borran lo trans


[1] Recogiendo un aporte de Ana Almeida, del Proyecto Transgénero. [2] Recogiendo un aporte de Andrea Aguirre, de las Mujeres de Frente, Casa Feminista de Rosa. [3] Como diría Boaventura de Souza Santos. [4] Usando el lenguaje textual del artículo 612 del Código Penal ecuatoriano, que todavía se usa para reprimir a trabajadoras sexuales trans y otr@s “sospechos@s” en el espacio público. [5] Recogiendo un aporte de Pablo Mogrovejo, de la Coalición Ecuatoriana para la Diversidad Cultural. [6] Como lo han venido documentando Tatiana Cordero, Taller de Comunicación Mujer, y Fundación Causana. [7] Nos referimos a la reforma en la legislación civil de 1979. [8] Así se denominó a la alianza entre el Proyecto Transgénero, Confetrans, Coalición por la Despenalización del Aborto, Mujeres de Frente, Casa Feminista de Rosa, Causana y otros colectivos feministas durante la Asamblea Constituyente.


PROYECTO TRVNSGEN3RO
Cuerpos Distintos, Derechos Iguales


CONFEDERACION ECUATORIANA DE COMUNIDADES TRANS E INTERSEX
"CONFETRANS"

PROBLEMÀTICA DE LAS PERSONAS TRANS EN ECUAADOR

  


El Ecuador es uno de los pocos países del mundo donde los Derechos Humanos han sido considerados en toda su amplitud. La inclusión de la identidad de género desde el año 2008 desató las críticas y oposiciones del patriarcado y de los fundamentalistas de nuestro contexto.

Tras una serie de debates y muchas posturas en contra, el objetivo final se cumplió. La identidad de género que ampara a las trans, específicamente, fue incluida dentro de la actual Constitución ecuatoriana. Sin embargo, del mandato al hecho no distan mayores rasgos de relevancia.

Esto se ve en el incremento de violaciones a los Derechos Humanos que vivimos las personas trans. Indiscutiblemente el estado ecuatoriano y su Gobierno tienen una apertura hacia la inclusión social. En este marco, los ministerios e instituciones públicas acostumbran a aterrizar la Constitución en reformulaciones de sus leyes internas, hasta que ellos consideren pertinente.

Mientras tanto, el mandato no se cumple. Y lo evidenciamos en la falta de acceso a la salud, el empleo, la seguridad, las leyes, la identidad, la vivienda, etc. Estos son algunos de los ejemplos de las inequidades. Pese a que las trans pagamos impuestos y contribuimos al desarrollo del país, no tenemos acceso a las necesidades básicas que el ciudadano común tiene, por el simple hecho de ser trans.

En Ecuador, ser trans es no tener credibilidad. La realidad trans en el país es un paradigma de los aspectos que no han progresado. Un aspecto de ello son las sociedades civiles como la Asociación Silueta X, que buscan la inclusiónsocial de su colectivo, pero que no son apoyadas por las instituciones oficiales.

Nuestro colectivo busca que se cumplan los beneficios sociales, tal y como lo indica la Carta Magna. En los papeles este conjunto de leyes por fin ha logrado que seamos incluidas y respetadas, sin ser ridiculizadas; pero a pesar de todo esto, esta obligación no es llevada a la práctica.

Por: Diane M. Rodríguez Zambrano
 Presidenta
Asociación Silueta X

Revista Maxi

El lugar sin limites http://www.ellugarsinlimites.com/

ACTIVISMO TRANS EN ECUADOR... ACTIVISMO QUE DA LA CARA




Al hablar de los derechos para la Comunidad GLBTI en el Ecuador, podemos decir que existe un antes y un después desde noviembre de 1997

En ese año, los movimientos activistas de la diversidad sexual lograron ante el Tribunal Constitucional (TC), hoy Corte Constitucional (CC), la despenalización de la homosexualidad. Este hito se consiguió trans una conocida y renombrada lucha por la libertad y dignidad, que finalmente terminó con el vergonzoso artículo 516 del Código Penal, que ponía a un nivel delincuencial a la homosexualidad. Este articulo, absolutamente atentatorio contra los derechos de un ser humano, pisoteaba la libertad y servía de parapeto para que algunos elementos e los entes gubernamentales de represión, descargaran sus malsanos odios contra una población altamente vulnerable en el tema de derechos humanos. Esta situación había causado agresiones, no solo físicas, sino también psicológicas. Muchos y muchas integrantes de la comunidad habían muerto en ese tortuoso camino de la infamia, aparado por el libertinaje legal de aquel artículo.

Precisamente, uno de los sectores que dio la cara en aquel entonces fue el de las ujers trans; travestis, trangéneros y transexuales. Este colectivo era y es uno de los más vulnerados y vulnerables en nuestra sociedad ecuatoriana. Organizadamente, bajo el nombre de “Asociación Coccinelle”, que posteriormente se denominó FEMIS, dieron batalla legal, unidas a otros movimientos, como “Triangulo Andino”, “Fedaeps” y “Soga”, entre los más destacados.

Las mujeres trans fueron las encargadas de recolectar las casi 1.800 firmas ciudadanas que servían para impugnar el articulo 516 y lo lograron. Esta acción marcó un precedente social en cuanto a la represión y discriminación, que poco a poco iría tomando su efecto social. Diríamos que paso a paso se vería atenuado el efecto estigmatizante sobre las poblaciones GLBTI, sin embargo la discriminación continúa, y con cierto “valor agregado” para las más visibles, las mujeres trans.

La idiosincrasia ecuatoriana y la institución de la cultura machista y represora, son factores preponderantes que hacen de la discriminación algo “normal” y cotidiano hacia las mujeres trans. Ciertamente, la Constitución de la República del Ecuador, aprobada por la Asamblea Nacional en el 2008, refuerza las demandas sociales realizadas  por la comunidad GLBT y que aún tienen  que cumplirse en este país.

En este contexto, las mujeres activistas trans ecuatorianas, desde hace un poco más de un lustro, hemos venido proporcionándonos en el activismo y demandándolo  nuestro propio espacio de representación. Es así que en el marco de la Constitución Política y amparadas en el artículo 84 de la Ley de Registro Civil y Cedulación, hoy en día las mujeres trans podemos cambiar nuestros nombres legalmente, de masculino a femenino Además, es factible el hecho de salir en la fotografía del documento de identificación con nuestra apariencia femenina, sin reserva de ningún tipo.

Es primordial mencionar que esta conquista social fue factible gracias al trabajo mancomunado entre el activismo trans y varias instancias democráticas como la Defensoría del Pueblo.

Para culminar, hay que contar el caso de la compañera Estrella Estéves quién a través de procesos legales pudo conseguir, luego de una lucha de casi dos años, el reconocimiento legal de su sexo femenino, inscrito en la cédula de ciudadanía.

Este es un logro muy importante, que a la vez sentó un precedente sobre la necesidad de impulsar una ley de identidad de Género, que permita garantizar a cualquier mujer tans su derecho de ser reconocida como mujer y que el Estado ecuatoriano garantice de manera efectiva aspectos referentes a su transición del sexo masculino al femenino.

Es fundamental entender que estos logros no deben enfocarse con un aspecto meramente estético, sino como una necesidad psicológica, que implica la realización como seres humanos de los integrantes de este colectivo.

La comunidad trans aspira a que lo descrito en las leyes del estado ecuatoriano se plasme en la práctica, buscando constantemente la verdadera inclusión y el respeto a lo diverso.


Por Rachel Erazo.
Presidenta de la Asociación ALFIL.
Tomado de la Revista Mas
El lugar sin límiteswww.ellugarsinlimites.com

PERSONAS TRANS FUERON AMONESTADAS EN LA BASILICA DEL VOTO NACIONAL DEL ECUADOR


En redes sociales se viralizó un video en el que se denuncia que a dos mujeres transexuales les prohibieron tomar fotografías en la Basílica del Voto Nacional, en Quito. El hecho fue grabado
por la actriz ecuatoriana Gabu Córdova.

En la escena se evidencia, que mientras ella y sus amigas trans posaban para una toma, un trabajador
de seguridad de la iglesia se les acerca y les dice que no pueden tomar más fotos sin tener autorización, justificando que la iglesia es privada.

“El reglamento es no tipo de fotos sin ningún permiso”, dijo el encargado de seguridad, quien además argumentó que cumplía órdenes.

En el clip, Córdova mostró que el impedimento solo aplicaba a las mujeres trans, mientras que otros visitantes captaban la experiencia con sus celulares y cámaras mientras ellas eran discriminadas.

Este hecho que ocurrió la tarde del 22 de noviembre provocó una ola de reacciones en las redes sociales.

Ante tal situación, el Consejo de Protección de Derechos de Quito hizo una publicación en redes sociales para rechazar el hecho y exhortar a la Junta de Protección de Derechos de la Mujer a que se pronuncien y emitan medidas pertinentes en el marco de sus competencias.

El 22 de noviembre de 2021, la actriz Gabu Córdova acompañó a dos de sus amigas, que llegaban de Cuenca, para que conocieran la Basílica del Voto Nacional, en Quito.

Cuando se estaban tomando fotos, un encargado de seguridad de la iglesia les dijo que no podían fotografiarse sin un permiso y que debían retirarse. «¿Ese señor tendrá permiso?»
«¿Esas chicas tendrán permiso?» cuestionó Córdova, quien subió un video del hecho,
en sus redes sociales. La joven notó que únicamente a ella y sus amigas de la comunidad trans
les impedían hacerse fotos.

«Nosotros por la vestimenta dice. O sea esto es transfobia«, reclamó actriz.
Mientras el funcionario de la iglesia respondía que solo cumple órdenes.

Además, el hombre identificó en masculino a las dos personas que se identifican como mujeres y calificó como disfraces sus vestimentas. «Si los chicos quieren tomarse fotos disfrazados
deben pedir autorización por escrito», habrían sido las palabras del funcionario,
según la denuncia en redes.

«Está bien. La gente no cree que la iglesia nos sigue discriminando», agregó una de las afectadas.



El párroco de la Basílica del Voto Nacional, Bernardino Briceño, respondió a la denuncia de transfobia que hicieron grupos LGBTI de Ecuador, después de que se viralizó el caso de un grupo de mujeres trans que fueron impedidas de tomarse fotografías en la iglesia, ubicada en el centro histórico de Quito.

Briceño contó que los empleados de la Basílica le explicaron que, por la vestimenta de las turistas, las fotografías que se iban a realizar eran de tipo profesional, de pasarela, para la promoción de alguna marca, recoge por El Comercio.

 Si van a ser fotos profesionales -aseguró- las personas sí requieren de un permiso, en el que se informe a la administración sobre el tipo de actividad que se realizará y si coincide con la representación de la iglesia.

En una ocasión habían hecho la filmación de un video de música satánica y eso no va acorde con el edificio que yo administro. Fui llamado la atención y nos pidieron estar más atentos a lo que se desarrolle aquí", dijo el sacerdote.

De igual manera, aseguro que los empleados nunca quisieron discriminar a ningún visitante. "Aquí se respeta la Constitución y las libertades", manifestó. Reiteró que el suceso se trató de un malentendido y ofreció disculpas para las chicas y la comunidad trans.

"La entrada es libre, todos pueden hacer sus fotografías sin discriminación y respetando las libertades. Siento mucho que haya pasado esto porque la Basílica es para todos", acotó el párroco.

FUENTES: 
https://www.vistazo.com/actualidad/nacional/parroco-de-la-basilica-asegura-que-hubo-un-malentendido-con-turistas-trans-LD1072782 
https://www.laverdad.ec/nacional/Turistas-trans-son-expulsadas-de-la-Basilica-del-Voto-Nacional-por-tomarse-fotos-20211124-0008.html
https://www.lahora.com.ec/pais/quito-denuncia-transfobia-iglesia/ 

sábado, 5 de marzo de 2022

EN ECUADOR SE EVIDENCIA LA VIOLENCIA EN CONTRA DE LOS GLBTI

Falta de políticas públicas para un real ejercicio de la igualdad y testimonios de cómo la sociedad ecuatoriana pone en manifiesto discursos de odio o discriminación en el trato diario con esta población son algunos de los resultados presentados en el ‘Informe anual sobre Derechos Humanos de las personas lesbiana, gays, bisexuales, trans e intersexual en el Ecuador’.

“Este informe es un reflejo de la realidad y la necesidad de seguir peleando por espacios y derechos, además de ser un jalón a la consciencia de la población que no es LGBTI de que todavía es necesario hacer cambios”.

                                                             Fotografía: Paola Paredes



CASOS. 

“Me contrataron para decorar una iglesia y al final no me dejaron entrar por ser homosexual”, es uno de los textos narrados en el informe.

“De muy pequeña yo le dije a mi mamá que me gustaban las chicas, ella me dijo que ya se me iba a pasar y me buscó un novio. Al tiempo me hizo casar con ese chico y tuvimos una hija(…) un día le dije a mi mamá que me quería separar de él y ella se lo dijo a mi esposo, ambos me quitaron a mi hija y me golpearon”, relata otro de los testimonios.

Estas confesiones, según Cordero, dan muestra de cómo la sociedad ecuatoriana continúa perpetuando sus discursos de discriminación, sus actos de violencia, insensibilización y sus odios protegidos por la cultura, religión y una sociedad patriarcal.

“Esta población está altamente vulnerable no solo por situaciones de riesgos de violencia, sino por las condiciones sociales que les rodean, ya sea el bulliyng escolar o en sus casas”, argumentó.

Para este informe se levantaron 98 fichas de casos en siete provincias del país, donde se evidencian situaciones reales de vulneración, ocurridas durante el año 2016.

Otro caso de una situación vivida por un miembro de esta población relata que “desde que mi familia sabe mi orientación sexual me discriminan por ser transexual (…) me han agredido y utilizan palabras groseras, a veces no me abren la puerta y dicen que me debo morir”.

VULNERACIÓN.

Con los resultados de este informe, se evidencia que el Estado ecuatoriano no cumple con los principios detallados en el documento de Yogyakarta, el cual aborda sobre la aplicación de la legislación internacional de derechos humanos, en relación con la orientación sexual y la identidad de género.

De igual forma, este informe refleja la falta de implementación de mecanismos, políticas  o estrategias, por ejemplo, el sistema de salud aún tiene vacíos en los protocolos de atención para la población trans o para mujeres lesbianas.

Pero no solo este documento revela la discriminación, sino además el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, INEC, en su estudio titulado ‘Investigación sobre Condiciones de Vida, Inclusión Social y Derechos Humanos de la Población LGBTI en Ecuador’, publicado en 2013, señala que el 50,5 por ciento de esta población sufre de discriminación en espacios privados y un 55,8 por ciento en espacios públicos.

También, este mismo estudio muestra cifras de exclusión, alcanzando un 71,4 por ciento en espacios privados, 60,8 en públicos.

Jenny Ochoa, presidenta de la Corte Provincial de Justicia del Azuay, comentó que “todavía hay profesionales del derecho que son insensibles, pese a que la labor de los jueces es de ser garantistas y humanistas”.

SE LOGRÒ EL MATRIMONIO IGUALITARIO EN ECUADOR

 



El 12 de junio de 2019 será un día histórico para nuestro país. La Corte Constitucional de Ecuador dio paso al matrimonio civil igualitario. Casi 7 años de lucha, después de la presentación de Pamela Troya y Gabriela Correa en el Registro Civil en Quito, ya podemos celebrar este importante avance en derechos en Ecuador.

Recordemos que somos un Estado laico, esto quiere decir que las creencias religiosas no influyen sobre la política nacional, no somos un Estado eclesiástico, sino civil. Es por esto que todas las consideraciones en contra de la decisión de la Corte Constitucional basadas en alguna religión, no son aplicables a nuestra realidad.

Se escucha también una petición para ir a una consulta popular. Esa opción es inconstitucional. Los derechos humanos no se pueden someter a plebiscitos ni al voto de las mayorías. Es el Estado el obligado a garantizar los derechos de todos sus habitantes, consultar si las parejas del mismo sexo pueden casarse es violentar la libertad de las personas de elegir libre y voluntariamente cómo y con quién desean estar, a quién deciden amar. Imponer, mediante mecanismos de democracia directa, un plan de vida a una población, no sólo es ilegal sino también cruel.

Las familias diversas existimos desde siempre y desde el 2008 ya somos reconocidas en la Constitución de la República (Art. 67). A partir de hoy y de forma progresiva, estas familias empezarán a gozar de la protección del Estado al igual que el resto de parejas y familias: sucesión de bienes, seguridad social, inscripción de hijos y demás beneficios y obligaciones de ley.

Más allá de las consideraciones legales que este tema posee, hay un tema humano que es poco o nada considerado. Las personas LGBTI+ deseamos y necesitamos ser tratadas como el resto de personas. No podemos tener una sociedad inclusiva y equitativa si existimos ciudadanos relegados, tratados como ciudadanos de segunda. Está comprobado que las personas son más productivas y más felices, cuando no tienen que ocultarse ni esconder quiénes son por miedo al rechazo. Muchos no pueden decir abiertamente que aquel amigo o amiga frecuente es en realidad su pareja, su compañero o compañera de vida. Niñas y niños son víctimas de acoso, burlas y maltrato en sus lugares de estudio por tener dos papás o dos mamás.

Ecuador no se destruirá, la familia no se acabará y tampoco se extinguirá la humanidad. Somos el país número 27 en aprobar el matrimonio civil igualitario, la Corte Constitucional al garantizarnos este derecho se acogió a los estándares internacionales de derechos humanos, a los de la CIDH y los establecidos por la CorteIDH en la OC 24/17, basados en los principios de igualdad y no discriminación.

Con la aprobación del matrimonio civil igualitario no cambiará nuestra realidad de la noche a la mañana pero poco a poco evolucionará y lo hará para bien, porque aquellas personas que antes se sentían temerosas, finalmente podrán ser libres y sentirse seguras en sus espacios de convivencia social. 

DIANA MALDONADO
Activista de DD.HH., miembro de Matrimonio Civil Igualitario y representante del Observatorio Ecuatoriano de Derechos Humanos, Colectivos y Minorías.


miércoles, 2 de marzo de 2022

PROVINCIAS CON MÁS ALTA INCIDENCIA DE MATRIMONIOS IGUALITARIOS EN ECUADOR.

  


Desde el 12 de junio de 2019, cuando se dio el fallo de la Corte Constitucional que conllevó al reconocimiento del matrimonio igualitario en Ecuador, han accedido a casarse ante un juez un total de 267 parejas del mismo sexo.

Las ceremonias se han realizado en 16 de las 24 provincias del país. La mayoría en Pichincha (105), Guayas (95), Manabí (16) y Santo Domingo de los Tsáchilas (10).

En Azuay, El Oro, Los Ríos, Loja, Galápagos, Cotopaxi, Esmeraldas y Santa Elena se ha realizado más de un matrimonio. Y uno solo en cada una de las provincias de Cañar, Chimborazo, Imbabura y Morona Santiago.

Hay ocho provincias en las que aún no se registran matrimonios entre personas del mismo sexo. Estas son Bolívar, Carchi y Tungurahua, en la Sierra, y en la mayor parte de las provincias amazónicas: Napo, Orellana, Pastaza, Sucumbíos y Zamora Chinchipe.

La pandemia del COVID-19 influyó en que más parejas del mismo sexo accedan al matrimonio, lo que es factible desde el 8 de julio de 2019 cuando la sentencia de la Corte Constitucional se publicó en el registro oficial.

Un efecto positivo y progresivo es que al menos se ha logrado que la sociedad se sensibilice y que vea que los derechos y la lucha contra la discriminación son importantes. “Los grupos conservadores temían que la sociedad humanice a la población LGBTI ya que ellos han estado acostumbrados a deshumanizarlos”.

Entre las personas LGBTI hay quienes creen en la institución del matrimonio y hay otras que no, tal como sucede con los heterosexuales. De ahí que no se ha dado lo que los grupos conservadores pregonaron en su momento respecto a que se daría una homosexualización de la sociedad y que se destruiría a la familia, afirma Pamela Troya, activista de derechos humanos y vocera del matrimonio igualitario en Ecuador.

“No hemos tenido una consecuencia negativa con el matrimonio igualitario. Nada de lo que anticiparon los grupos conservadores, la familia ni el matrimonio se ha destruido, no hemos ni homosexualizado ni transexualizado a los hijos e hijas que era lo que decían de forma perversa y maliciosa”, afirma Troya.

“Había abogados que decían que pondrían acciones internacionales y no lo han hecho porque saben cuál sería la respuesta. Gracias a la opinión consultiva 2417 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos es que se tuvo el argumento final para que los jueces y juezas de la Corte Constitucional aprobaran en dos sentencias, ambas emitidas el 12 de junio de 2019, el matrimonio igualitario”, añade la activista.

El reconocimiento del matrimonio igualitario fue importante para desmontar una institución jurídica que segregaba a las parejas del mismo sexo y les impedía acceder bajo su protección. “Esto no podía suceder en el Ecuador bajo las normas internacionales, sobre todo, del sistema interamericano”.

Los logros como la despenalización de la homosexualidad (en 1997), el reconocimiento de la familia homoparental (desde junio del 2018) y del matrimonio igualitario se alcanzaron por la vía judicial. Solo la inscripción y legalización de las uniones de hecho se dio a partir de la Constitución del 2008.

“En la mayoría de las sentencias se le pide a la Asamblea que hagan reformas transversales que evidencien las necesidades de la población LGBTI en el marco jurídico como la Ley Orgánica de Gestión de la Identidad y Registro Civil, los Códigos de la Niñez, Penal y de la Salud”.

Xavier Ramos
xramos@eluniverso.com