Los
gays en Ecuador en caso de ejercer su derecho a la sexualidad lo
“ejercen (…) de manera limitada, al vivir su sexualidad centrada en la
actividad sexual y el placer erótico, con escasos espacios para la
comunicación, la expresión emocional y el amor
Este
ejercicio limitado de derechos se da debido a que en un entorno
homofóbico en el cual la demostración de afecto no heterosexual es
concebido como asqueroso, e incomodo. Por lo que se somete al joven
GLBTI que desee descubrir su sexualidad a hacerlo de una forma oculta,
clandestina, por la sanción social que existe del comportamiento
homosexual y de la exigencia social de no visibilizar lo anormal o
diferente. Por esta razón, los niños y adolescentes GLBTI tienen una
gran limitación de espacios en los cuales pueden ejercer su derecho a la
expresión sexual, limitándose esta al aspecto instintivo del ser humano
que es el placer sexual, pero no permitiendo que se formen lazos
emocionales que son socialmente aceptados en las parejas
heterosexuales. Estas restricciones limitan el ejercicio de la
sexualidad de los GLBTI a encuentros fugaces con diversas personas,
muchas veces sin pleno conocimiento en materia de sexualidad lo cual
pone en riesgo la salud y la integridad de estos niños y adolescentes.
“Este
tipo de experiencias de vida, paulatinamente van configurando en el
sujeto homosexual la vivencia de la sexualidad de manera secreta, oculta
y centrada en la relación genital, en detrimento de vínculos afectivos
que duren más allá del momento de la actividad sexual” (Cantor, 2008, p.
32)
Esta
forma de vivir la sexualidad de las personas GLBTI en Ecuador desde
edades tempranas tiene un efecto nocivo en su salud, tanto física como
afectiva, además de correr mayores riesgos de contraer una enfermedad de
transmisión sexual.
Cesar Andrés
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