domingo, 23 de febrero de 2020

DESHOMOSEXUALIZACIÓN EN ECUADOR: OLVIDO E IMPUNIDAD.



Hace poco más de 20 años, ser homosexual en Ecuador era delito. Y hace 10 años, más o menos, se conoció el caso de una mujer lesbiana, internada contra su voluntad en un centro de adicciones que ofrecía terapias de reconversión sexual.

Dicho de otro modo, afirmaba “curar” la homosexualidad. Ese caso no fue el primero, pero sí resultó ser el más emblemático que salió a la  luz en ese entonces. La mujer pasó dos años en el centro “Puente a la Vida”, donde sufrió una serie de vejámenes sexuales y torturas. Los colectivos y organizaciones LGBTIQ exigieron respuestas al Estado, que solo hizo algunos ajustes a la normativa para impedir que estos centros internen a personas de orientación sexual diferente. Aunque, a decir de algunos colectivos, la medida era dudosa e insuficiente. Luego, con la presencia de una activista por los derechos LFBTIQ como ministra de salud, el Estado implementó una serie de procedimientos institucionales y fortaleció sus mecanismos de regulación para afrontar esta problemática. El despliegue de un importante cuerpo intersectorial (varias instituciones públicas) ocurrido entre el 2013 y 2015, reveló una larga lista de vulneraciones a los derechos humanos cometidos den los centros de adicciones y, en particular, hacia las personas LGBTIQ.

Pero, pese a este hecho significativo y sui géneris, la justicia dejó serios vacíos. Un ejemplo es “Puente de Vida” ya que nunca tuvo una sentencia en firme, pasó al olvido bajo el manto de impunidad del Estado. Este es uno de los tres casos emblemáticos que, por su alto impacto mediático, no tuvo una medida efectiva y ejemplificadora. El segundo fue el de una mujer guayaquileña que terminó en un centro de adicciones en El Tena (Napo). Ella, en aquel entonces estudiante universitaria, denunció públicamente lo sufrido. El caso movilizó al Estado y se pudo identificar, además que el terreno donde funcionó el centro clandestino pertenecía a una comisaria de salud (Ministerio de Salud).  Es decir, la autoridad que debía justamente evitar que este tipo de centro s y supuestos tratamientos funcionen en el país. Un tercer hecho ocurrió  con otra  mujer lesbiana quien fue llevada a un centro de adicciones en Manabí. El caso también produjo reacciones inmediatas y se llegó a conocer que se trataba de la hermana de un entonces asambleísta alterno de Alianza PAIS,  un partido político que gobernó 10 años en Ecuador.

Aunque un caso sí tuvo una respuesta judicial. De acuerdo a la investigación realizada, el Consejo de la Judicatura entregó un alista de seis casos de deshomosexualización que se presentaron bajo la figura de “tortura” o “delito de odio”. La información provino de la Dirección de Gestión Procesal de la Fiscalía General del Estado. De los Seis, uno de ellos tiene la sentencia de la Fiscalía Provincial de Napo, emitida por el Tribunal de Garantías Penales de dicha provincia: 10 días de prisión correccional y el pago de multa de 6 dólares. Además, con fecha 23 de 2015, los jueces declararon prescrita la pena. El taller de Comunicación de la Mujer (TCM)  abre el camino para hacernos la interrogante si la “deshomosexualización” dejó de ser un problema. Desde el Estado, se puede pensar que estas “clínicas” ya no existen y que las normativas han sido eficaces, tanto en la regulación como en el control. De hecho, es una de las afirmaciones que pude obtener  cuando realicé este trabajo periodístico.

Pero, la impunidad del Estado tiene que verse también con los requerimientos que hacen organismos internacionales como el Comité contra la Tortura de las Naciones Unidas o el Comité de Derechos Humanos. Ambas instancias reclaman al estado ecuatoriano información sobre las acciones de carácter penal que  se hayan desplegado o si la justicia determino alguna condena.

De hecho, desde el propio escenario nacional se puede plantear esa misma inquietud. Un informe Técnico del Ministerio generado por la Dirección Nacional de derechos Humanos, Género e inclusión  del Ministerio de Salud (junio, 2016) señala que desde el 2013 hasta el 2015 hubo alrededor de 290 operativos de control a los centros de adicciones. Del total, 18 centros  tuvieron procesos de sanción administrativa y 4 casos relacionados con vulneración de derechos humanos.
Si bien se indica que estos fueron referidos a la institución competente para su judicialización, nunca se pudo conocer qué fin tuvieron.

¿Impero la impunidad del estado en los casos de “deshomosexualización”?
Carlos E. Flores.

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